domingo, 24 de marzo de 2013

Creencias para el éxito


Hoy indagaremos sobre aquellas creencias poderosas capaces de cambiar la vida de una persona, su forma de entenderla, de moverse por ella y de proporcionar resultados muy positivos. Pero antes de nada me gustaría comenzar haciendo una pequeña reflexión sobre la naturaleza de la realidad. Se podrían considerar como reales aquellas cuestiones sobre las que hay un acuerdo mayoritario o quizá pudiera ser más solemne pensar que algo real es algo que tiene bases científicas. En cualquier caso, es posible que no te hayas parado a reflexionar en profundidad sobre cómo los avances que se producen día a día, por ejemplo en el campo de la ciencia, anulan realidades aceptadas hasta el momento para cambiarlas por otras. O quizá hayas tenido experiencias con ilusiones ópticas que te han descubierto cómo nos engañan nuestros sentidos. Por otra parte, muy a menudo sucede que nuestra propia manera de ver el mundo o alguna situación en particular cambia al adquirir nueva información o simplemente al darle un nuevo enfoque. Esto es lo que se conoce como un cambio de paradigma.

No es mi intención en este momento entrar en reflexiones profundas sobre lo que es real o no (lo cual podría ser francamente interesante), ya que la realidad como tal no existe, solamente existe nuestra forma de percibirla. Esto puede sonar ciertamente radical, y no es necesario que compartas esta idea teóricamente. El punto aquí es el siguiente: ¿he de aceptar lo que otras personas me dicen que es real, sino es bueno para mí, o por el contrario ha llegado el momento de vivir mi realidad?

Por suerte, al contrario de lo que a veces creemos, podemos partir de la base de que el cerebro es plástico, o lo que es lo mismo, moldeable. Esto nos permitirá cambiar nuestras creencias por aquellas que sean más útiles para nosotros, de manera que nos ayuden a cosechar más éxitos y felicidad en nuestra vida.
Vamos a investigar sobre algunas de las creencias más poderosas de las que te deberías proveer, las cuales comparten la mayoría de las personas que tienen al éxito como compañero de viaje.

1-No existe una realidad única: la realidad depende de los ojos con los que se mire. Las personas que han tomado las riendas de su vida son conscientes de que no necesitan ver para creer pero sí, por el contrario, creer para ver y para conseguir resultados. El modo en que enfoques las situaciones dictará tu realidad. De esta manera no te dejas arrastrar, sino que aceptas responsabilidades. Tu marco (manera de entender el mundo y las situaciones que surgen en él) es el más fuerte.

2-Si otra persona ha podido, yo también puedo. Solamente es cuestión de balance entre la dedicación que me requiere la situación y lo importante que es para mí. Si realmente deseo algo y le entrego la dedicación necesaria se hará realidad. Obviamente, siempre habrá situaciones concretas que no se puedan realizar, pero sin duda son mínimas en comparación con las que nosotros mismos nos impedimos. Cada día surgen nuevas confirmaciones científicas y ejemplos de personas que realizan “hazañas” que evidencian cómo el potencial humano es francamente superior a lo que desarrollamos. Hazte consciente de la manera en la que las etiquetas que te pones a ti mismo son en ocasiones extremadamente limitantes,  impidiéndote realizar a
aquellos objetivos que realmente te gustaría conseguir.

3-No existen fracasos, solamente aproximaciones. Una de las creencias más limitantes común a muchas personas, es la de interpretar las situaciones en las que no conseguimos nuestros objetivos como altamente negativas, lo que provoca frustración y abandono. Al igual que si se quiere conseguir un cuerpo definido, no se podrá obtener de la noche a la mañana, debiendo formarlo día a día, no podemos esperar conseguir nuestros objetivos externos al instante. Se deberán ir haciendo aproximaciones utilizando los fracasos como puntos indicativos de  lo que no funciona para ese determinado objetivo. Todo lo que suceda lo utilizaremos para nuestro beneficio.

4-La felicidad se encuentra aquí y ahora. Juegas para mejorar tu situación vital, pero debes ser consciente de que tu plenitud está más allá de la situación en la que te encuentres o el modo en el que estés condicionado por tu pasado. Si fundamentas tu felicidad en acontecimientos futuros, acabarás por descubrir que una vez que los consigues realmente no te llenan y siempre querrás más. Es muy importante aceptarse a uno mismo tal y como se es para empezar a trabajar desde esta base en la mejora, interpretando la vida como un juego.

5-Importancia de la entrega personal. Si quieres marcar la diferencia has de saber que la entrega personal es un aspecto clave. La entrega, suena a esfuerzo y en ocasiones nos puede resultar complicado, pero hay una clave: establecerse metas personales que provoquen pasión y perseguirlas con un deseo ardiente. Convertir el  trabajo en un juego. Por otra parte, es fundamental ser consciente de la importancia de la ayuda que nos pueden prestar otras personas ya que no es necesario saber de todo,  pero si rodearse de personas que puedan proporcionarte la colaboración que necesitas en tus proyectos.

Sin duda alguna este enfoque del mundo forjará en ti una personalidad blindada ante los imprevistos, luchadora y exitosa. Los cambios importantes no suelen suceder repentinamente, así que ten paciencia si tu pensamiento, condicionado a lo largo de los años, se niega a aceptar estas nuevas premisas Si persistes encontrarás evidencias que te impulsarán a acoger estas creencias como propias y utilizar las circunstancias que te presente la vida a tu favor.

 AHORA ya sabes que eres el creador de tu MAPA, hazte consciente de las  creencias limitantes que te han acompañado hasta este momento y no dudes en erradicarlas para sustituirlas por aquellas que juegan a tu favor.

martes, 19 de marzo de 2013

Como nos afectan nuestras creencias




Vivimos nuestras creencias; estamos inmersos en ellas y nos parecen realidades indiscutibles. Incluso en aquellos casos en los que nos damos cuenta de la absurdez de alguna creencia de nuestro repertorio, simplemente procedemos a lamentarnos, ya que nos hemos identificado con algo que no nos gusta, pero que creemos parte de nosotros y como tal no se puede cambiar.
Este es el enfoque básico simplificado que tienen la mayoría de las personas, y si consigues cambiarlo habrás hecho un gran avance.

A lo largo de los años, especialmente durante nuestra infancia, hemos ido formando en nuestro interior, un mapa sobre la realidad. Los acontecimientos vitales, nuestros éxitos y fracasos, lo que los demás pensaban de nosotros… han ido moldeando nuestra estructura cerebral, dando lugar a la forma de concebir el mundo, las relaciones y nuestra propia persona. Y es aquí donde nos encontramos el problema fundamental: en absoluto hemos sido los electores de nuestras creencias, pero como determinan nuestra forma de ver el mundo, las sentimos como nuestras. Actuamos acorde con ellas, ya que nos indican lo que podemos y no podemos hacer, lo que es peligroso y es mejor evitar o lo que es deseable obtener sacrificando para ello nuestra vida a base de esfuerzo.

Las creencias por lo tanto delimitarán nuestro campo de actuación, pero no solo eso, también determinarán nuestros resultados, convirtiéndose en  poderosas aliadas o grandes saboteadoras. De esta manera nuestras creencias quedarán reforzadas.

Veamos un claro ejemplo de esto, que se da día a día entre los estudiantes: un alumno  no se cree capacitado para sacar los estudios adelante, debido a no haber recibido la suficiente confianza por parte de los profesores, padres o a fracasos anteriores. Este mismo alumno a la hora de preparar el examen se sentirá abatido (sentimiento derivado de su creencia) por lo que no estudiará con el mismo tesón que otro con creencias de capacidad. Probablemente el alumno suspenda el examen, lo que reforzará sus creencias de incapacidad.

Como se ha podido observar, las creencias forman un círculo vicioso en nosotros, del cual es muy difícil escapar sin las técnicas o el enfoque adecuado. La estructura cerebral formada a lo largo de los años nos impedirá darnos cuenta de que realmente no tenemos por qué ser de ciertas maneras que quizá no nos gusten y desarrollar nuestro máximo potencial.

Por eso es tan importante que empecemos a tomar conciencia de los pensamientos que nos abordan, y del lugar que esos pensamientos están ocupando en nuestra psique y comenzar a ignorar algunos de ellos, potenciar otros y enfocarnos en aquellos que realmente queramos que nos comiencen a guiar.

domingo, 3 de marzo de 2013

Creencias: las cadenas del hombre




El hombre es lo que cree
                         Antón Chejov

Una vez comenzado este viaje hacia la mejora personal, hay un concepto que debes tener muy claro: EL CAMBIO ES UNA OPCIÓN REAL.

Son muchas las personas que no se encuentran en absoluto satisfechas con su situación vital y que no hacen nada para cambiarla y son muchas también las que por más que se plantean objetivos y se esfuerzan por conseguirlos no consiguen resultados positivos.

La pregunta fundamental que nos debemos hacer aquí es:
¿Por qué unas personas parecen tener éxito, y conseguir todo aquello que a uno le gustaría tener y otras no? Muchos habrán contestado que los genes, las circunstancias o el azar son los grandes determinantes y creer esto es uno de los errores más limitantes que podemos cometer. De ello has de estar convencido.
Sin duda alguna, las creencias tienen mucho que ver con la respuesta correcta a esta pregunta. Nos referimos aquí a las creencias, como aquellas convicciones que tenemos sobre ciertos asuntos, las cuales pueden ser ciertas o no, y he aquí lo más importante, son permutables, eliminables  y con los conocimientos adecuados propensas a elección. Las creencias marcan nuestra vida, nos dicen lo que es o no es cierto para nosotros, establecen nuestras limitaciones y guían nuestra conducta. Por lo tanto las creencias son las gafas con las que vemos el mundo y las barreras que delimitan nuestro camino. Pero por desgracia, la influencia de nuestra educación, entorno, familia, malas interpretaciones… han provocado que muchas de nuestras creencias sean muy limitantes. De aquí la importancia de revisarlas; no deberías dejar pasar esta oportunidad para hacerlo.

Para terminar por hoy me gustaría compartir contigo un cuento de Jorge Bucay, que quizá ya conozcas, pero sobre el que quiero que reflexiones, y que marcará el comienzo del trabajo que realizaremos a lo largo de estas semanas sobre el  cambio de aquellas creencias que te limitan y la instauración de aquellas que te servirán de guía en tu nueva vida.




Hoy es el comienzo del resto de tu vida…


¿Por qué no puedo enfrentarme a situaciones que otras personas encaran cada día? ¿Por qué cuando lo hago tiendo a fracasar en el intento? ¿Tiene esto que ver con cómo me percibo a mí mismo y al mundo, o existen personas innatamente incapaces de enfrentarse a cierto tipo de coyunturas?

El ser humano es el único ser vivo capaz de abstraerse casi por completo del momento presente para trasladar su mente a otro momento y otro lugar. Viajamos a nuestros recuerdos y nos proyectamos hacia el futuro sin movernos del momento presente. Sin embargo, pocos son conscientes de que futuro y pasado son solo conceptos abstractos en la mente del humano y no existen fuera de ella. El único momento sobre el que tenemos la capacidad de actuar es el ahora.


Parece pues evidente que si queremos introducir un cambio en nuestras vidas vamos a tener que hacerlo, inevitablemente, en el ahora. Sin embargo el ahora se nutre tanto de nuestro pasado como de las expectativas que tenemos para el futuro .A la hora de llevar a cabo un cambio en nuestras vidas, la representación que poseamos del futuro va a ser nuestra aliada, mientras que nuestra representación del pasado, la cual es el objeto de cambio, se va a empeñar en poner trabas a nuestro progreso.


 El futuro te recuerda constantemente cuáles son tus objetivos y metas y hace que actúes en consonancia con éstos en la medida de lo posible. Es por esto que tener claro a donde quieres ir te va a ayudar a actuar de una manera más eficaz que si posees unos objetivos poco definidos o difusos. Para imaginarlo con más claridad diremos que nuestra representación del futuro sería como aquella luz al final del túnel a la que trataremos de llegar a toda costa. Cuanto más nítida veamos la luz al final del camino, más iluminado estará nuestro túnel y más fácil nos será avanzar a través de él. Es importante saber cuál es la luz que perseguimos  y cómo es el camino que nos separa de ésta.

El pasado, por su lado, nos dificulta el camino hacia el cambio. Siguiendo con los símiles, tu pasado sería ese jubilado que se sienta a ver los días pasar contando batallitas de lo que ha sido en vida y de cómo las cosas funcionaban  cuando era joven. Nuestra experiencia forja hábitos y creencias (se profundizará dentro de ambas dos con posterioridad) que, en multitud de ocasiones, nos limitan e impiden nuestro progreso. Tu representación del pasado pretende anclarte en lo que hacías, en lo que eras y en lo que creías a cerca de ti mismo y de la vida. Este jubilado que vive dentro de cada uno de nosotros trata de que nos mantengamos tal como somos, ya que tiene mucho miedo el cambio y se caracteriza por ser un neofóbico de manual.

La vida, por mucho que en ocasiones pueda resultar rutinaria, es un cambio tras otro, un fluir. Dicen que no te puedes bañar dos veces en mismo rio y de igual manera no puedes vivir dos momentos iguales. Debemos estar preparados para conocer lo desconocido, ir desechando y creando nuevas  creencias y generar diferentes hábitos en función de nuestros intereses. En otras palabras, debemos ir renovándonos para no quedarnos obsoletos.

Nuestro papel queda claro: Debemos identificar aquellas creencias y hábitos que obstaculizan nuestro progreso personal y cambiarlas por otras que faciliten la obtención de nuestros objetivos.


¿Cómo llevo a cabo este cambio? El conjunto de textos que se irán añadiendo periódicamente y el servicio de consultas por chat que ofrece psiquespace puede ser un buen comienzo, aunque es evidente que esta página es solo tu guía, tú eres el verdadero motor de este proceso.