martes, 19 de marzo de 2013

Como nos afectan nuestras creencias




Vivimos nuestras creencias; estamos inmersos en ellas y nos parecen realidades indiscutibles. Incluso en aquellos casos en los que nos damos cuenta de la absurdez de alguna creencia de nuestro repertorio, simplemente procedemos a lamentarnos, ya que nos hemos identificado con algo que no nos gusta, pero que creemos parte de nosotros y como tal no se puede cambiar.
Este es el enfoque básico simplificado que tienen la mayoría de las personas, y si consigues cambiarlo habrás hecho un gran avance.

A lo largo de los años, especialmente durante nuestra infancia, hemos ido formando en nuestro interior, un mapa sobre la realidad. Los acontecimientos vitales, nuestros éxitos y fracasos, lo que los demás pensaban de nosotros… han ido moldeando nuestra estructura cerebral, dando lugar a la forma de concebir el mundo, las relaciones y nuestra propia persona. Y es aquí donde nos encontramos el problema fundamental: en absoluto hemos sido los electores de nuestras creencias, pero como determinan nuestra forma de ver el mundo, las sentimos como nuestras. Actuamos acorde con ellas, ya que nos indican lo que podemos y no podemos hacer, lo que es peligroso y es mejor evitar o lo que es deseable obtener sacrificando para ello nuestra vida a base de esfuerzo.

Las creencias por lo tanto delimitarán nuestro campo de actuación, pero no solo eso, también determinarán nuestros resultados, convirtiéndose en  poderosas aliadas o grandes saboteadoras. De esta manera nuestras creencias quedarán reforzadas.

Veamos un claro ejemplo de esto, que se da día a día entre los estudiantes: un alumno  no se cree capacitado para sacar los estudios adelante, debido a no haber recibido la suficiente confianza por parte de los profesores, padres o a fracasos anteriores. Este mismo alumno a la hora de preparar el examen se sentirá abatido (sentimiento derivado de su creencia) por lo que no estudiará con el mismo tesón que otro con creencias de capacidad. Probablemente el alumno suspenda el examen, lo que reforzará sus creencias de incapacidad.

Como se ha podido observar, las creencias forman un círculo vicioso en nosotros, del cual es muy difícil escapar sin las técnicas o el enfoque adecuado. La estructura cerebral formada a lo largo de los años nos impedirá darnos cuenta de que realmente no tenemos por qué ser de ciertas maneras que quizá no nos gusten y desarrollar nuestro máximo potencial.

Por eso es tan importante que empecemos a tomar conciencia de los pensamientos que nos abordan, y del lugar que esos pensamientos están ocupando en nuestra psique y comenzar a ignorar algunos de ellos, potenciar otros y enfocarnos en aquellos que realmente queramos que nos comiencen a guiar.

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