-Disculpe si le molesto, señor, pero ¿le importa decirme qué hace usted ahí mirando?
-Estoy descansando tranquilamente repuso el pastor.
El hombre curioso dijo entonces:
-¡Qué tontería! Podría estar vendiendo carne de cordero.
-¿Y para qué?- pregunto el pastor.
-Así usted podría comprar vacas e incrementar su rebaño.
-¿Y para qué? - volvió a preguntar el pastor mientras seguía sentado sobre su piedra.
-Entonces usted podría vender leche.
-¿Y para qué?
-Con el dinero ganado podría poner una fabrica de queso.
-¿Y para qué?
El hombre del traje se quedo pensativo unos momento y dijo:
-¡Teniendo mucho dinero, usted podría dedicarse tranquilamente a descansar!
-¿Y qué es lo que estoy haciendo?- respondió final y tranquilamente el pastor.