¿Se deben ignorar/reservar las
emociones?
Las emociones son parte central
de nuestra vida. Las busquemos o las tratemos de evitar, los seres humanos
estamos dotados de un gran repertorio emocional que nos transmite información,
nos orienta hacia determinadas actuaciones y en definitiva rige en mayor o
menor grado nuestra vida.
Las emociones nos acompañan desde
el momento de nuestro nacimiento hasta el fin de nuestros días y por lo tanto
debemos aprender a identificarlas, expresarlas y gestionarlas para transitar
junto a ellas por los senderos de la vida de la forma más positiva y saludable
posible.
El problema surge cuando pasamos
de verlas como una parte natural y valiosa de nosotros mismos a reprimirlas o a
dejarnos dominar por ellas.
Sin duda alguna, el ámbito
emocional es uno de los temas de mayor actualidad en psicología y actualmente
disponemos de suficiente información como para colocar a las emociones en el
lugar que se merecen. Por lo tanto y sin lugar a duda dedicaremos en
Psiquespace el tiempo y el espacio que se merece al ámbito emocional, creando un apartado específico sobre Inteligencia emocional. Sin
embargo, nos centraremos en el día de
hoy exclusivamente en tratar de cambiar ese enfoque tan extendido que promueve que las emociones
se deben reservar para uno mismo y en poner de manifiesto la importancia de
hablar sobre lo que sentimos.
¿Por qué hablar de nuestros
sentimientos?
Es un hecho sabido y contrastado
que muchos de los desequilibrios emocionales que presenta la población,
provienen sencillamente de no ser capaz o de no querer manifestar los propios
sentimientos.
Son numerosos los casos en los que el intento de hablar de uno mismo resulta agobiante o incluso doloroso, pero sólo poniendo palabras a las emociones podremos saber realmente lo que nos pasa.
Unos sencillos consejos pueden
servir de gran utilidad para favorecer nuestra salud mental, pero detrás de
estos consejos se esconde un cambio de paradigma: debemos aprender a
identificar, expresar y gestionar nuestras emociones proporcionandolas la atención que
se merecen y retirándolas de esta manera
del segundo plano al que el mundo intelectual las había relegado.
¿Qué conseguimos expresando y
compartiendo lo que sentimos?
-Drenaje
emocional de todo aquello que nos está haciendo daño. Lo primero que
tenemos que hacer con un problema es desatascar lo obstruido. El simple hecho
de hablar de nuestros problemas y de nuestras emociones nos permitirá liberar
las tensiones que se estén produciendo.
-Mediante las palabras conseguiremos dar forma
a nuestros pensamientos, deseos y miedos. Pese a que pueda parecer similar, el
expresar nuestras emociones y sentimientos no se puede comparar con el darles
vueltas mentalmente. Exponiendo lo que nos sucede conseguiremos una visión más amplia y menos sesgada de lo
que realmente nos está sucediendo.
-Superar el dolor: tras el drenaje emocional y el
nuevo enfoque que se consigue tras hablar de lo que sentimos, poco a poco
descubriremos que recobramos parte del control perdido. Este proceso, aunque en ocasiones arduo de
llevar a cabo, nos será de gran ayuda para afrontar, aceptar y superar los
conflictos que experimentemos.
¿Cómo podemos realizar este
proceso?
Obviamente, ante problemas
considerables, recurrir a la ayuda de un psicólogo podría ser necesario, ya que en algunas ocasiones necesitaremos de una persona que disponga de los conocimientos necesarios para poder guiarnos.
Por otra parte y centrándonos en nuestro día a día (tanto en situaciones conflictivas como no conflictivas) dedicar un tiempo para hablar con
nuestros amigos y familiares sobre lo que sentimos, quienes somos y lo que
deseamos es una actividad terapéutica en sí misma.
Por último destacar que el poner por escrito
lo que nos ocurre nos ayudará a identificar realmente cuales son nuestros
sentimientos y pensamientos y además nos permitirá leerlo en un futuro para poder descubrir desde cuando o que es lo que nos hace sentir
de una determinada manera.