Hoy vamos a
tratar uno de los miedos más comunes y extendidos en la sociedad: el miedo a
hablar en público.
Como no podía
ser de otra manera, lo primero que quiero dejar bien claro es que tal y como sucede con casi todas las habilidades humanas
la conducta de hablar en público puede
ser mejorada mediante la práctica.
Cuando nos dirigimos a una multitud y nos
convertimos en el centro de atención,
es lógico (desde un punto de vista evolutivo) que se desate en nosotros cierta
activación e incluso que nos aborden pensamientos y miedos de “no estar a la altura”.
Estos pensamientos vienen avisando a los
humanos desde tiempos muy remotos de que nos enfrentamos a una situación de cierta
importancia y que por lo tanto debemos prestar mayor atención.
De esto se
deriva que cierto grado de ansiedad a la
hora de hablar en público es normal y puede ser incluso positivo ayudando a
la persona a afrontar la situación. El problema surge cuando esta ansiedad,
mediante sus correspondientes síntomas (temblores, tensión muscular, molestias
gástricas, dificultad para respirar, sudoración de las manos, aumento de la
frecuencia cardiaca, etc.), es tan intensa que nos impide desenvolvernos con
soltura o incluso nos incapacita.
Nuestro cuerpo siempre reaccionará ante situaciones de
especial relevancia, pero está en nuestra mano indicarle mediante estrategias,
entrenamiento y cambio de creencias que
estamos lo suficientemente preparados para abordarlas.
A continuación
indagaremos en una serie de consejos muy útiles para desenvolvernos con
facilidad a la hora de hablar en público.
1-Previamente a cualquier exposición de cierta
importancia un punto fundamental será la preparación de esta. Aquí nos haremos
acopio de toda la información que queremos tratar, le daremos un orden y crearemos un guión. Definir bien los objetivos que pretendemos con la exposición será
fundamental. El guion ha de ser claro,
conciso, organizado y debe tener en cuenta a qué público nos dirigimos. Además debe
incluir una introducción y una conclusión.
Será muy importante aprender de memoria ese guión
y practicar su exposición hasta que lo podamos decir sin necesidad de
hacer muchos esfuerzos por recordarlo. Sería conveniente hacerlo delante de un
espejo para trabajar también el lenguaje corporal. El objetivo es conseguir
hacerlo con soltura y naturalidad.
Siempre es de mucha utilidad preparar ayudas
y presentaciones gráficas, las cuales facilitan tanto la exposición como el entendimiento.
Además son ideales para captar la atención de los oyentes.
Tal y como
indica uno de los modelos más relevantes en este campo, conocido como modelo
SPAM (Situación, propósito, audiencia y método), deberemos también tener en
cuenta el método que vamos a utilizar para nuestra charla, es decir, si ésta va
a ser: informativa (claridad y precisión), persuasiva (intención por convencer) o
de entretenimiento.
Gracias a este
trabajo previo empezaremos a tener motivos de peso para sentirnos seguros de cara a la exposición.
2- Instantes previos a la
exposición
Es en este momento cuando los nervios comienzan a aparecer y recorrer tu
cuerpo con mayor intensidad, lo que probablemente te hace sentir incomodo o
incluso te aterroriza. Has de saber que no eres ni mucho menos la única persona
a la que esto le sucede sino que más bien todo lo contrario. Uno de los cambios
de paradigma más impactantes y beneficiosos que yo personalmente he experimentado
respecto a la exposición al público, sucedió cuando descubrí que incluso los más consagrados
oradores, actores, cantantes, etc., presentan un cierto grado de nerviosismo antes
de enfrentarse a los espectadores, solamente que ellos lo catalogan como una sensación positiva de estar intensamente
vivos. Como ya se mencionó en la introducción los nervios probablemente
nunca desaparezcan pero sin embargo nuestra opinión sobre ellos si puede
cambiar.
Por otra parte, también puede ser eficaz
decirnos a nosotros mismos frases
positivas del estilo “estoy relajado y preparado para desenvolverme con
facilidad”, para sustituir los pensamientos negativos que muchas veces nos invaden.
Incluso podemos utilizar visualizaciones
como por ejemplo imaginar el auditorio interesado
y satisfecho ante nuestra exposición.
No obstante, si la ansiedad es muy alta, lo
mejor será practicar ejercicios
de relajación. Puedes utilizar cualquier técnica que conozcas o aprender
alguna nueva (aspecto en el que se ahondará en escritos posteriores), pero sin
duda un punto muy importante es realizar respiraciones profundas(diafragmáticas)
y pausadas.
Si tiendes a ponerte muy nervioso,
no trates de repasar tu intervención mentalmente, simplemente haz otra cosa.
Gracias a tu trabajo previo ya estas más que preparado. Procura distraerte y mantener tu cabeza ocupada con otras
actividades.
3-Algunas pautas importantes durante la exposición:
- Nuestra voz debe ser audible para todos los asistentes. Además al
hablar con firmeza ganarás en seguridad.
-Pronunciar y vocalizar bien. Modular acorde a lo que estemos
expresando ayudará a que los asistentes permanezcan interesados en lo que se
dice proporcionándote un feedback positivo.
-Tomate unos segundos para respirar cada vez que lo necesites. Nuestros profesores nos enseñaron que no se debe respirar hasta que la oración llegue al punto, pero esto no debe ser necesariamente así. Cuando estamos exponiendo nos podemos beneficiar de lo que se conoce como " la licencia del orador". Podrás hacer una pausa en casi cualquier momento de la frase sin que esta pierda sentido si utilizas la entonación adecuada.
-Se
tal y como eres. La naturalidad (siempre
respetando las normas propias de cada situación) será tu mayor aliado. Cada
persona tiene su estilo propio con el que se siente cómodo. No trates de imitar a nadie, simplemente exprésate
con sencillez.
*Creencias incapacitantes y creencias
poderosas.
Por último añadiré una serie de creencias negativas que suelen ir acompañadas del
temor a hablar en público. En los primeros casos explicaré porque son creencias
erróneas, seguro que no te costará descubrir porque lo son también el resto de ellas. Observa
si habita en ti alguna y trabaja para cambiarlas por creencias más reales y
favorables.
1-Lo voy a hacer mal y los demás
se reirán de mí àEn este caso
estás anticipando consecuencias
negativas o lo que es lo mismo: ¡le estas pidiendo a tu cerebro (sin darte
cuenta) que cree tales situaciones!
2-Nunca sabré hacerlo, no soy
capaz de hablar. Otros valen pero yo no
he nacido con esas cualidadesà Esto es totalmente falso ya que tal y como se expuso en la
introducción, la conducta de hablar en público (como casi todo) se mejora con
la práctica.
3-Lo hago todo mal, mejor será quedarme
callado y no participar, porque si meto la pata con algo me van a valorar muy
negativamenteàEn este caso estarías
dando un valor absoluto a tus fracasos. En realidad nadie le da
tanta importancia a tus pequeños errores como tú mismo. No seas tan duro
contigo, ya que en este caso, relajarte es el mejor método para permitirte mejorar.
4-Me estoy poniendo nervioso y los
demás se van a dar cuenta. Seguro que están pensando que me tiembla mucho la
voz. Obsesión por las reacciones
fisiológicas.
5-Recuerdo la primera vez que
hablé lo mal que lo pasé. Seguro que va a ser siempre así. Generalización.
6-No llegaré nunca a hablar como
fulanito, yo no tengo su habilidad. Comparaciones
dañinas.
7-Si fuese diferente a como soy,
seguro que lo haría mejor.
8-Mis padres siempre han
considerado que no expreso con claridad mis ideas. Etiquetas sociales