El condicionamiento operante se basa en el desarrollo o eliminación progresivos de distintas conductas en función de sus consecuencias para nosotros. Este aprendizaje se basa en el principio de que la probabilidad de reproducir una conducta asciende si esta nos reporta resultados positivos (también llamados reforzadores) y desciende si acarrea consecuencias negativas (el castigo).
¿Cómo
crees que se enseña a los loros a andar en bici (http://www.youtube.com/watch?v=p94sJkkNFMA), a las focas a hacer
equilibrios con un balón, a los perros a detectar drogas o a los delfines a
hacer saltos acrobáticos a través de aros en llamas? Has adivinado, es a partir
del condicionamiento operante. Si, por ejemplo, quisiéramos amaestrar a un
pájaro para que salga volando de su jaula hacia nuestro brazo y se pose en él,
lo primero que tendremos que reforzar (premiar) es el hecho de que salga de la
jaula. Cuando ya haya asociado salir de la jaula a la obtención de un premio,
solo tenemos que pedirle un poco más; a partir de ahora solo le premiaremos
cuando salga de la jaula y se acerque a nosotros, y así progresivamente. Lo que
estamos haciendo es crear conductas que se asemejan cada vez más a la conducta
objetivo mediante el reforzamiento de las mismas.
Pero
hasta ahora solo hemos hablado de crear conductas a base del refuerzo obtenido
a partir de estas. También se pueden eliminar comportamientos mediante estos
procedimientos. De esta manera, si queremos dejar de despertarnos tarde los fines
de semana, lo mejor será que empecemos reforzando con premios el hecho de
levantarnos una hora antes de lo que anteriormente solíamos y, paulatinamente,
iremos levantándonos más temprano para obtener el mismo premio (que no
obtendremos si nos levantamos a la hora de siempre). Poco a poco nos costará
menos levantarnos pronto por la mañana y, con el tiempo, se convertirá en un
hábito. Será entonces cuando nos resulte más complicado levantarnos tarde que
seguir haciéndolo temprano. Otra manera de dejar de levantarnos tarde sería el administrar consecuencias negativas (hablamos del castigo más detalladamente a continuación) cada vez que nos levantemos demasiado tarde. Podríamos, por ejemplo, darnos una ducha de agua helada cada vez que sobrepasemos la hora acordada, de tal modo que intentaremos evitar la ducha levantándonos a la hora adecuada.
Cabe
señalar que hay dos tipos de reforzadores.
El refuerzo positivo consiste en proporcionar un elemento que tiene un
valor positivo para el sujeto a cambio de una conducta determinada. Por
ejemplo, comprarle un Ipod al niño por sus buenas notas.
El refuerzo negativo funciona a través de la retirada de un elemento que tiene un valor negativo para el sujeto a cambio de la conducta que nos interese crear. Dentro del refuerzo negativo tenemos dos tipos de condicionamiento:
El refuerzo negativo funciona a través de la retirada de un elemento que tiene un valor negativo para el sujeto a cambio de la conducta que nos interese crear. Dentro del refuerzo negativo tenemos dos tipos de condicionamiento:
·
De evitación: Llevas a cabo una conducta para evitar unas consecuencias negativas futuras. Por ejemplo, estudiar
una carrera para no tener problemas económicos en la edad adulta.
·
De huida: Llevas a cabo una conducta para acabar con unas consecuencias negativas que acontecen en el
presente. Por ejemplo, empezar a realizar ejercicio físico para mejorar
nuestra imagen corporal.
Para crear y eliminar conductas contamos con otra herramienta: el castigo. Sin embargo, es una herramienta increíblemente delicada. El castigo puede hacer que la desaparición o la aparición de una conducta no sea definitiva y se restrinja a las ocasiones en que el sujeto piensa que puede aparecer el castigo (por ejemplo, cuando me están vigilando). Además puede generar efectos secundarios como la ira, impotencia, frustración… que afectan negativamente a la adquisición de aprendizajes y, por tanto, impiden al sujeto interiorizar adecuadamente el cambio que queremos producir en él. Para que un castigo sea efectivo debe ir acompañado de un reforzamiento de conductas alternativas, contingencia entre conducta a eliminar y castigo (es decir, que el castigo siga inmediatamente a la conducta a eliminar y que se produzca cada vez que el comportamiento se dé, no de manera intermitente) y, en el caso de los humanos, debe ir acompañado de una asertiva explicación sobre porque es importante dejar de ejecutar o comenzar a practicar la conducta en cuestión.
La esencia de esta corriente reside en la idea de que el conjunto de conductas que cualquier ser vivo lleva a cabo en su día a día no es más que el producto de las consecuencias que estas conductas le han reportado en experiencias anteriores. Pero el castigo y la recompensa son las técnicas más básicas del condicionamiento operante. Pronto empezaremos a descubriros tanto las diferentes técnicas que se han derivado de este enfoque como sus diferentes aplicaciones en la vida cotidiana. Una vez más, estás a punto de obtener una gran herramienta para llevar a cabo los cambios que consideres necesarios en tu vida; aprovéchala!
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