pavlov, el padre del condicionamiento clásico, en su salsa
Existen estímulos que necesariamente producen un efecto sobre todas las personas ya que tienen un significado concreto para nosotros, el ser humano, como especie. Me explico. Cuando tenemos hambre y vemos comida, salivamos; cuando se hace de noche, nuestro reloj biológico nos relaja para romper con el estado de vigilia; cuando algo nos da un calambre, retiramos la mano instintivamente; cuando sentimos que nuestra vida peligra, nuestra adrenalina se dispara…
Existen estímulos que necesariamente producen un efecto sobre todas las personas ya que tienen un significado concreto para nosotros, el ser humano, como especie. Me explico. Cuando tenemos hambre y vemos comida, salivamos; cuando se hace de noche, nuestro reloj biológico nos relaja para romper con el estado de vigilia; cuando algo nos da un calambre, retiramos la mano instintivamente; cuando sentimos que nuestra vida peligra, nuestra adrenalina se dispara…
El Condicionamiento Clásico consiste en el siguiente hecho: si se percibe de manera reiterada un estímulo que no tiene ningún significado concreto para nosotros junto con cualquiera de los estímulos anteriormente mencionados (o cualquier otro estímulo que posea un significado intrínseco), el estímulo que previamente carecía de significado, adquiere él mismo que el del otro estímulo con que se presenta (provisto de significado).
Siguiendo con los ejemplos anteriores, si nuestros padres nos hubieran avisado de que la comida está lista en la mesa para comer con un silbato (un silbido es un estímulo que no tiene un significado innato para el humano), al pitido del silbato empezaríamos a generar saliva ante la expectativa de ver comida y, en última instancia, comer.
De igual manera, si cada vez que se hace de noche ponemos un tipo de música concreta antes de irnos a dormir, esta música acabará produciendo un estado de relajación por sí sola.
Ahora imaginemos que tenemos un ordenador catastróficamente averiado que suelta calambres aleatoriamente, pero no sin antes hacer un breve ruido que dura par de segundos. Este ruido no tiene ningún significado concreto para la raza humana, pero al venir seguido de un calambre, ante la aparición del ruido nuestras manos se elevarán del teclado por acto reflejo, evitándonos sentir el calambre. Por último, si vivimos en la selva y hemos sido testigos del peligro que supone encontrarse con un león, el mero hecho de que lo veamos en frente de nosotros, aunque esté dormido y no suponga un peligro para nuestra integridad física, disparará nuestros niveles de adrenalina y pondremos en marcha una respuesta de eustrés (estrés adaptativo, no dañino).
La
conclusión es clara: al presentar un estímulo con significado de manera
repetida junto con un estímulo sin significado, acabamos aprendiendo a producir la misma
respuesta ante ambos. Si ambos estímulos dejaran de presentarse juntos durante
un tiempo, dejaría de producirse esta conexión; a este proceso (opuesto a la
adquisición del condicionamiento clásico) lo llamamos extinción.
Este tipo de
asociación estimular guía las decisiones y comportamientos de
los humanos y el resto de animales. Familiarizándote con los patrones conductuales más básicos que compartimos los seres vivos, te será más fácil comprender sucesos de la vida cotidiana (como el hecho de que una canción que disfrutas escuchando, si te la pones de alarma para despertarte por las mañanas durante un tiempo razonable, deja de gustarte). Explota este nuevo conocimiento y ten paciencia, dentro de poco te revelaremos las distintas utilidades de este tipo de aprendizaje!
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